jueves, 4 de febrero de 2010

La pantalla transparente: un sueño posible.










James Cameron nos ha deleitado con toda una serie de ingenios futuristas en su excelente película Avatar. Entre ellos están una serie de pantallas transparentes que proliferan en los puestos de trabajo situados en el cuartel general desplegado en el planeta Pandora. Se trata evidentemente de un truco cinematográfico, similar al de los curiosos helicópteros que aparecen en la película, que tampoco existen. Sin embargo parece que Cameron, pensando en el futuro y en el previsible avance de algunas tecnologías, se ha hecho asesorar por expertos para crear ingenios suficientemente verosímiles, como los citados helicópteros.
Los arquitectos siempre hemos soñado con un acristalamiento que permita la reproducción de imágenes de video, sin auxilio de ningún proyector. Y tal vez las pantallas transparentes de Cameron, no estén tan lejos de ver la luz como producto comercial.
















Por lo pronto HP ha sacado un ordenador portátil con pantalla transparente llamado LiM, "less is more", famoso manifiesto minimalista de Mies Van der Rohe. En un tono mucho más realista Samsung nos propone su prototipo de portátil con tecnología AMOLED, con un 40% de transparencia y media resolución.
Parece que la tecnología OLED, Organic Light Emitting Diode, ha alcanzado un grado suficiente de desarrollo como para permitir la fabricación de pantallas de ordenador, de teléfonos móviles y televisores, en principio con una plancha soporte opaca. Prece que esta tecnología es más barata, tiene más brillo y mayor definición que la LED, actualmente utilizada, siendo además de menor consumo eléctrico. La cuestión es que además la plancha soporte puede ser transparente, y componer una pantalla transparente, ya que la lámina activa OLED también lo es, debido a su mínimo espesor.

Concretamente las láminas OLED de matriz activa, AMOLED, como la empleada por Samsung, resultan las de menor consumo eléctrico, al disponer de una matriz Thin Film Transistor (TFT) que elinina la necesidad de una circuitería de apoyo, como pasa en las láminas de matriz pasiva, PMOLED.
Mas allá de su indudable atractivo, parece que si en efecto esta tecnología consigue reducir costes en todos los aspectos, desde su fabricación hasta su consumo eléctrico, se puede convertir en un plazo razonable en una realidad tan habitual como nuestros teléfonos móviles, ya tan cercanos al famoso mito de la ciencia ficción: el videoteléfono.

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