sábado, 19 de julio de 2014

Pimp my Tower
























El proyecto de Dorin Stefan para la Taiwan Tower contiene ese indefinible "cool factor" que envuelve a toda creación especial e influyente. ¿Es la ingravidez? ¿Son sus atrevidas formas?¿Se trata de alguna innovación técnica desconocida? Es todo y nada, me explico, obviamente la ingravidez o el reto a la ley de la gravedad es uno de sus atractivos, logrado con aerostatos de helio (¿innovación técnica?) y la libertad plástica con la que se diseñan estas formas es igualmente interesante.
























Las imágenes presentadas con la magia del 3D parecen sacadas de una película de ciencia ficción ( que probablemente aproveche ideas como esta para algún título venidero). Por supuesto el proyecto se acompaña con una batería de argumentos ecológicos, funcionales y pseudotécnicos, como no podía ser menos.

























Pero el motivo de traer aquí este proyecto es por su acierto formal, por la emoción que transmite, porque sin duda transcenderá a todos los críticos que cargados de razón argumenten que se trata de algo feo, banal e irrealizable. Pues bien, este diseño es la caña, o sea "cool", chulo, atrevido, iconoclasta, desvergonzado y elemental como el rock and roll de los Stones. O sea, condenadamente bello.
























Ah, pero se lo han copiado a Peter Cook (torre pabellón, 1967), como siempre alguien estuvo allí antes, pero no importa, porque la obra de arte no es el tema sino su tratamiento, su interpretación, su manera de "tunearlo". En inglés tunear un coche es "to pimp a ride", así que sin esfuerzo podríamos imaginar la situación de Peter Cook diciéndole a Dorin, "hey mate, please pimp my tower".