viernes, 7 de enero de 2011

Forma libre: el desafío tecnológico para la nueva arquitectura.

Somos muchos los que desde la atónita contemplación de algunas propuestas recientes de Zaha Hadid nos preguntamos: ¿cómo demonios se construye eso?. También somos muchos los que nos preguntamos hasta cuándo tendremos que esperar para que los métodos de la superingeniería estén a disposición del arquitecto modesto.

Parece que la carrera de la informática hacia el control del diseño y la fabricación de formas complejas podría darnos alguna sorpresa en los próximos años. En las escuelas de arquitectura empieza a haber máquinas CNC (Computer Numerical Control), y los futuros arquitectos se familiarizan con la producción de piezas directamente a partir de sus dibujos en el ordenador.

Sin embargo de la teoría a la práctica hay mucho trecho. Esencialmente estamos hablando de problemas de presupuesto y de industrialización de la construcción. Por ello es muy importante saber cual es el coste de las cosas antes de lanzarse a hacer propuestas extravagantes. Parece que hay buenos investigadores poniéndose manos a la obra para encontrar la manera de construir formas complejas a partir de un reducido catálogo de paneles con unas características básicas. Por ejemplo, tomemos como base el proyecto del National Holding Headquarters, Abu Dhabi, de Zaha Hadid.
Siempre se puede recurrir a la socorrida "diagrid" reivindicada por Norman Foster, consistente esencialmente en una malla de triángulos que envuelve cualquier superficie con paneles planos triangulares. Verbigracia "de Blob" en Eindhoven, Holanda, de Massimiliano Fuksas.

Su defecto fundamental es que para adaptarse bien a formas muy curvadas, da una malla muy tupida. Además tiene un peso formal demasiado intenso frente a paneles cuadrangulares más neutros. Estrategia: estudiar el despiece mediante un repertorio de piezas más o menos complejas que por combinación puedan componer las extrañas curvaturas del edificio, racionalizando al mismo tiempo su fabricación.

Para ello el equipo de investigación de Helmut Pottman ha desarrollado un procedimiento de despiece de esta fachada a partir de seis tipos de paneles que van desde el panel plano, hasta el completamente irregular (custom), pasando por el tórico y el esférico. Su herramienta informática les permite graduar el grado de giro y desfase de los paneles adyacentes para obtener diversos grados de aproximación a la forma original. Lo más maravilloso del caso es que estos pasos sucesivos permiten contabilizar la cantidad de paneles que hay que fabricar de cada tipo y el coste total relativo de cada versión, reflejando una serie de cinco iteraciones que van desde la versión todo "custom" a la versión "todo plano", pasando por cantidades decrecientes de paneles curvos, con presupuestos correlativamente decrecientes.


Se podrá arguir que se trata una vez más de un diseño artístico realizado de espaldas a la realidad constructiva, que luego han de racionalizar los ingenieros para poder construirlo de la manera más fiel posible. Puede ser, pero que nadie se quede tranquilo con estas afirmaciones porque desde el MIT se hacen intentos muy serios para crear motores de diseño partiendo de los condicionantes de fabricación, es decir "from the bottom up". Axel Kilian esta desarrollando lo que el llama "exploradores de diseño", que generan geometrías con unas premisas determinadas, por ejemplo estar creadas con superficies desplegables en formas planas, es decir, que se pueden fabricar a partir de planchas planas de material.


Es lo que llamaríamos un recortable de papel, pero generado en el ordenador por un algoritmo matemático. La ventaja para el diseñador estriba en la velocidad con que se pueden hacer probaturas y la confirmación de que se pueden depiezar de un modo determinado, pudiendo estudiar y negociar este despiece con el fabricante.