domingo, 2 de octubre de 2016

Blastolene Brothers, un pensamiento diferente.

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Los blastolene brothers, Randy Grubb y Michael Leeds no son realmente hermanos sino que constituyen mas bien una hermandad de ideas. Sus obras combinan la ingeniería con el arte, en lo que tiene que ver con la belleza y la desmesura. El famoso "bigger is better" norteamericano es aquí interpretado en términos de potencia, utilizando habitualmente motores de avión o de tanque. Esto obviamente es el pretexto para entregarse a un profundo e intenso ejercicio formal, forjado a martillo sobre chapa, creando obras únicas, bellezas mecánicas que funcionan correctamente pero que apenas sirven para dar la vuelta a la manzana. Obras de arte irrepetibles, esculturas con sonido y movimiento y un rabioso e indescriptible atractivo que las hace irresistibles a coleccionistas como el famosísimo Jay Leno.


 


















Es el caso del Blastolene Special, que cuenta con un motor de tanque de la guerra de Corea, un peso de mas de 4 toneladas y mas de 6 metros de longitud, emula los gigantescos coches de record de los años 30 equipados con motores de aviación. El objetivo, plenamente logrado, es conseguir realizar una obra única y memorable, dentro de unas pautas técnicas y culturales inequívocas.
























Estos artistas trabajan igualmente con otros ingenios mecánicos como triciclos, siempre con plantas motrices hipertrofiadas y con una capacidad suficiente, aunque limitada, de rodaje por carretera. No se trata por tanto de objetos prácticos, útiles, revolucionarios o competitivos. Son bellas locuras, que como toda obra de arte crean su propia música dentro de pentagramas perfectamente comprensibles y pautados. 

miércoles, 29 de junio de 2016

Diesel Punk, Steam Punk, Industrial Punk


















A primera vista una moto antigua. Sin embargo creada en 2013, la Sprintbeemer, de Lucky Cat Garage, es un buen ejemplo de lo que está ocurriendo en la escena café racer. No se trata de un modelo antiguo reconstruido, sino de una nueva creación a base de componentes antiguos y modernos. Pertenece a esa tendencia llamada dieselpunk, en la que se combinan de modo inconformista formas del pasado y tecnología actual, solamente por el puro disfrute de hacerlo. En el campo de las motos también se denomina movimiento café racer.

El steampunk llevaría las cosas todavía mas lejos en el tiempo, a la era de Julio Verne por ejemplo. Hay en ello una celebración de la máquina, un gusto por la mecánica fina y un espíritu rebelde. Pero sobre todo en algunos casos un buen gusto derivado del trabajo de precisión que nos deja atónitos.














Algunas de las maravillas técnicas de la época de entreguerras nos impresionan todavía hoy por lo refinado de su diseño y sus prestaciones técnicas, como por ejemplo este Macchi de la copa Schneider. Obras de arte de altas prestaciones, clásicos instantáneos que imponen con su sola existencia otra forma de ver el mundo. 













¿Puede considerarse al Reichstag como dieselpunk? ¿no se dan acaso los mismos ingredientes de antigüedad y modernidad que en otros ejemplos? Al menos, la incorporación de elementos modernos en un edificio historicista se ha logrado con gran éxito.















Parece que el tema del museo del automóvil se presta a experimentos audaces que dan como resultado espléndidas realizaciones como el museo Ferrari en Módena, de Future Systems. Lo antiguo y lo moderno encontrándose en paz y armonía, sin mimetismos ni concesiones.

Seguramente Jan Kaplicky asumiría sin problemas el término Industrialpunk, como exponente de un estilo arquitectónico, que celebra la industria, el pasado y es inconformista y contestatario.

Lástima que Jan no hubiera dado ya el paso definitivo al edificio cero energía. Este término que desde aquí acuñamos, Industrialpunk, debería ser una nueva manera de pensar una arquitectura eficiente, dialogante con el pasado y de altas prestaciones. Y por supuesto bella.

Nos atrevemos a pensar en dispositivos de energía renovable emergiendo de esta nueva cultura industrialpunk, con el gancho de las café racer, y la aerodinámica de los aviones de competición. Se integrarán perfectamente en una arquitectura Industrialpunk.