miércoles, 3 de agosto de 2011

Conducir un muscle car a escala 1:32



















Viendo esta imagen dan ganas de preguntar: ¿de verdad es a escala 1:32?. Para los no iniciados 1:32 es la escala de los coches para pistas eléctricas de slot, también conocidos como Scalextric. Se trata de un Dodge Charger de 1969, producido por la marca Pioneer para pistas de slot. La única preparación que tiene es la sustitución de las ruedas por unas de Willis Coupé de la marca Carrera. Todo muy bíen, pero sigue siendo un coche prisionero de una pista con un carril electrificado. A menos que sea posible encontrar en el mercado un chasis preparado para su conversión a radio control.

Hasta la fecha tres son las posibles alternativas: HPI, CRT-Remote y Siegert Manufaktur. HPI, marca conocida por producir una amplia gama de modelos de escalas superiores se decidió el año pasado por lanzar su modelo de radio control a escala 1:32, el RS-32.
















Segun lo leído en foros sus prestaciones son modestas y su precio en el orden de los 100-120€, en versión listo para rodar, todo incluido, incluso emisora. Para ir un poco más lejos habría que recurrir al mini carpet racer de CRT, que consiste esencialmente en un chasis de fibra de carbono que permite construir un modelo de nivel hobby de tracción trasera, con soporte para motor mabuchi 130 (como el de los mini-z), con diferencial de bolas trasero y rodamientos miniatura.


























En este caso el precio de 120€ solo comprende el chasis, por lo que aparte hay que adquirir carrocería, motor, receptor, variador electrónico y batería. En total hay que invertir sobre 200-250€ para tener un coche funcionando.

Sin embargo la guinda del pastel la pone la increíble mecánica de Siegert Manufaktur, pura mecánica alemana, tracción a las cuatro ruedas, suspensión independiente, dos diferenciales y posibilidad de montar el estratosférico kit brushless Xcelorin de Team Losi. Una auténtica bomba a escala 1:32, capaz de hacer drift como un coche de verdad.



















Ahora el precio se dispara hasta los 439€ para el Mercedes y los 479€ para el Audi R8, listos para rodar sin emisora. Evidentemente no se trata de juguetes sino de modelos para aficionados exquisitos mayores de edad que saben apreciar lo bueno, como si de un reloj suizo o de una estilográfica se tratase.

Y ahora algunos modelos de muscle cars de slot de la marca Carrera, que podrían transformarse a radio control.
Dodge Charger Tuner.
Pontiac GTO Tuner.



















Mustang Fastback.
















domingo, 31 de julio de 2011

Mechanical Architecture: arquitectura espacial, arquitectura modular, arquitectura mecánica.



















Cápsulas, módulos, artlugios mecánicos, esta es la imaginería de Wes Jones en su último diseño de una cámara del tiempo para el New York Times. No se trata exactamente de un edificio sino de una cápsula que no se ha de abrir hasta el año 3.000, con mensajes y objetos de nuestro tiempo.

La arquitectura de Wes Jones destaca entre otras cosas por el tratamiento dado a una arquitectura de containers navales, indiscutiblemente modular y mecánica en su parafernalia metálica.















Es una arquitectura que nos remite a las naves espaciales y a su misterioso atractivo. La estética del módulo lunar ya fue explorada por Future Systems en su casa para un piloto de helicóptero. En ella la máqina y la arquitectura, convertida en módulo helipuerto, forman una unidad y comparten sofisticación y precisión técnica.


























Se trata de una arquitectura que reivindica el advenimiento de las máquinas como algo deseable y no solo las acepta sino que las convierte en objeto central de diseño formal, en tema fundamental de discurso estético, en arte y reflexión sobre la obsolescencia formal de la arquitectura convencional. No es un debate baladí en una época en la que se avecina una absoluta revolución arquitectónica y esta vez en serio: la de los edificios de consumo casi nulo.

Nuevas instalaciones solares, celosías móviles, tanques de acumulación, disipadores térmicos y aerogeneradores van a aparecer en los edificios como si fueran turbinas de aviones, tanques de combustible o radiadores de refrigeración de grandes máqinas. Para muchos será un desagradable problema integrar arquitectónicamente estos dispositivos en una arquitectura anclada en formas del pasado. Para otros será una oportunidad de desplegar y aprovechar todo el potencial poético de las máquinas en su arquitectura, que además de ser condenadamente bella y rabiosamente actual, será increiblemente eficiente y marcará sin duda un antes y un después en la construcción arquitectónica.