martes, 22 de diciembre de 2015

Transparencia y metal: ese inexplicable atractivo



















Cuál es ese atractivo que ejercen las piezas metálicas pulidas, como joyas en un escaparate a través del cristal. Será la belleza de la mecánica de precisión, será la limpieza del artefacto industrial, será la tensión creada entre lo transparente (inmaterial) y lo metálico (material robusto), o simplimente un nuevo lenguaje artístico ya explorado en la cultura Pop.
























Transparencia y metal son una combinación invencible, fotogénica, irresistible y unánimemente apreciada. La demostración franca, palmaria del alarde mecánico, en singular convivencia con la envolvente transparente.


















Sobre la belleza de la máquina ya escribió en su día Le Corbusier, y este concepto no ha ido precisamente a menos. Excelentes artistas o artesanos de la automoción crean verdaderas obras de arte de calidad muy superior a las realizadas en fábricas, aunque esto ya no le gustaría tanto a Le Corbusier. Este gusto "hortera", politicamente incorrecto, contrario a la autenticidad del coche original o "de fábrica", brilla con luz propia y goza de absoluta pujanza, al margen de sesudas críticas, condenadas al castigo del tiempo.




















Estas son las fuentes del diseño futuro, así como el rock and roll, esa música de tugurio de mala muerte, ha explotado como la gran banda sonora de nuestro tiempo. La innovación no es la novedad vacía, sino la reinterpretación de lo anterior. Hay que ser un génio o un héroe para inventar cosas nuevas, pero solo un buen profesional para reinterpretar la historia.

El detalle industrial, modificado, embellecido, depurado, reinterpretado da lugar a la obra de calidad. Así tradición e innovación tensan el mensaje, la emoción y la garra del trabajo bien hecho. Dejen de huir hacia adelante hacia lenguajes sin cara. Recuperemos y diseñemos de nuevo los temas creados en su momento, más cercano o más lejano, por la necesidad o la utilidad. El cielo es el límite.

















El vidrio estructural es de los ochenta, dicen algunos, por lo tanto ya está obsoleto. Obviamente no. Estamos apenas empezando a descubrir sus posibilidades. Ménsulas, vigas y pasarelas de vidrio se están desarrollando de modo sorprendente en los últimos años, y esto es solo una parte de las aplicaciones del vidrio en los edificios, que el público saluda y experimenta con creciente agrado. 


















Piezas metálicas y paneles de vidrio están condenados a convivir en este tipo de soluciones y como no hay manera de esconderlas mejor diseñarlas bien, porque van a ser la caligrafía de estas realizaciones.