lunes, 20 de febrero de 2012

Sunbloc de Heliomet: otra oportunidad perdida














La propuesta preliminar del equipo Heliomet  la universidad británica London Metrpolitan para el concurso Solar Decathlon Europe 2012 ya ha sufrido un severo proceso de desfiguración y empobrecimiento formal, que no hace sino alimentar la sospecha de que una vez más la industria de la construcción arroja la toalla frente a una propuesta audaz, atractiva y muy sugerente. Parece actualmente existir una maldición según la cual a medida que las herramientas informáticas proporcionan más posibilidades de desarrollar la creatividad formal de los arquitectos, las empresas constructoras aportan menos posibilidades de alcanzar la materialización de esas formas. Se trata de una industria que se niega a modernizarse, a utilizar robots, a proponerse retos, a competir con las grandes ingenierías, que por el momento acaparan en exclusividad la viabilidad constructiva de los proyectos singulares. Mas tarde o mas temprano esto va a cambiar, y va a cambiar radicalmente.
















La reconstrucción de los hechos podría relatarse de siguiente manera: un equipo entusiasta y apasionado prepara, sueña, una propuesta de casa solar emocionante. Con gran trabajo (probablemente meses) depura el diseño estudia el espacio, cada rincón, cada recoveco, hasta tener un proyecto preciso, limpio, terso y tenso, que tiene armonía, que tiene poesía, que tiene verdad. Como resultado de esa pasión y ese trabajo intenso se genera un solido tridimensional virtual, que permite tanto construir una maqueta física (utilizando sin duda máquinas de control numérico) como elaborar un vídeo que se cuelga en Internet. Por desgracia, como es habitual, los que tienen poder para ello (nunca los autores del proyecto) deciden que la propuesta es inviable y sin muestras de haberlo intentado, aparece como por arte de magia otro proyecto, ahora dominado por aristas rectilíneas, que por disciplina de grupo todo el mundo jurará que es la evolución natural del primitivo. Esto es evidentemente muy dificil, si no imposible, de creer. Mas bien parece que por motivos económicos o de otra índole, absolutamente extraproyectuales, gestores diferentes a los componentes del equipo de proyecto han decidido, porque pueden, cambiar radicalmente el proyecto convirtiendo una obra de arte en una propuesta irrelevante.















Hacen falta soñadores intrépidos e independientes como Vicente Guallart, que con el Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña consiguió llevar adelante el proyecto Fab-Lab House, participando en el concurso Solar Decathlon Europe 2010, al que por cierto esta casa solar se parece. Gaudí, Candela, Saarinen, Dieste y Le Corbusier, no le tenían miedo a las formas onduladas. Guallart tampoco. Gehry, Ito y Hadid no paran de trabajar con ellas. Pero parece haber una conjura de los necios en contra de ellas, aunque cada vez es más claro que es por cobardía. Solo los valientes se atreven a trabajar con curvas y formas libres, de defender a capa y espada la limpieza de sus formas, y a conseguir por levante y por poniente su realización constructiva.