lunes, 25 de enero de 2010

Torino: el automóvil mítico de Argentina.


No confundir con el Ford Gran Torino. El Torino argentino se llamaba solo Torino. No era un Ford sino un sucesor del Rambler American carrozado por Pininfarina y fabricado exclusivamente en Argentina por IKA (Industrias Kaiser Argentina) y Renault entre 1962 y 1982.

No tiene nada que ver por tanto con el Ford Gran Torino de Starsky o con el de Clint Eastwood, aunque también tiene algunas apariciones cinematográficas como la de la película " El aura"  del genial y prematuramente fallecido Fabián Bielinsky (autor de "nueve reinas").

No se trata de un coche norteamericano como el Mustang o el Corvette de formas hiperbólicas y estilo radical. Se trata más bien de un coche de diseño europeo pero de tamaño generoso. No fué nunca un coche exclusivo de los potentados, sino un auto burgués propio de una sociedad bollante y exquisita como la argentina de la época. Su imagen fué incluso reflejada en un sello de correos.


















Pero tal vez la máxima razón de su unánime culto por parte de los argentinos fué su hazaña europea en las 84 horas de Nürburgring de 1962, en Alemania. La siempre mal disimulada o abiertamente declarada admiración de los argentinos por todo lo europeo, hizo de esta participación una auténtica epopeya nacional. Con un equipo formado por tres coches y dirigido por el mismísimo Juan Manuel Fangio, no llegó a ganar oficialmente la carrera, debido a una penalización, pero uno de los torinos fué el coche que más vueltas completó durante la carrera.

Debido a esta carrera y a otras muchas ganadas en campeonatos nacionales el Torino se ganó un lugar de honor entre los automóviles argentinos de todos los tiempos por sus excelentes prestaciones, tanto en su versión de calle como en la de competición. Todavía hoy se compite con ellos en el campeonato nacional de Turismo Carretera, categoría máxima de la Argentina. En 2009 estuvo a punto de ganar este campeonato conducido por José María "Pechito" López.


Este auténtico fenómeno de la Argentina, de nuevo presente en el mundo del automovilismo gracias a las dos últimas celebraciones del Dakar en su geografía, no tiene parangón en la historia del automovilismo. Siendo prácticamente desconocido en el resto del mundo, resulta un icono nacional del automovilismo argentino, inconfundible sobre todo cuando lleva su rueda de repuesto sobre el capó trasero.



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