Inspiración desde las profundidades del submundo. Incorreccion, blasfemia y exceso. Y belleza a raudales. Ni el ferrari más opulento puede competir con la estampa y la presencia de uno de estos engendros sugidos de la imaginación de los aficionados americanos.
Si se toma un ford modelo t (años 20) y un fórmula 1 de los años 70, y se mezclan bien con mucho cromado tenemos un "T bucket".
Aprovechando el radiador delantero del ford t, los faros y parte de la carrocería, con unas finas ruedas de radios de moto delante y unas enormes ruedas de formula 1 detrás, montado todo ello sobre un chasis hecho a medida, con un potente motor de ocho cilindros en "V", un depósito de combustible como un cofre a la vista en la parte de atrás, ejes rígidos y una suspensión de risa, tenemos una de estas maravillas rodantes, válidas para poco más que desplazamientos cortos de exhibición.
Aunque la escasa fiabilidad del conjunto impide rodar a las velocidades que permitiría su descomunal motor, no hay duda que puede desafiar a cualquiera en la salida de un semáforo. Sin embatgo su poderoso encanto procede de su espíritu rebelde e iconoclasta, de su disparatada presencia, de su radical ruptura de corsés formales y racionalidades técnicas. Como toda obra de arte, se justifica a sí misma.
Se trata de ejemplos cuyo rabioso atractivo resulta siempre inspirador, liberador y divertido. LESS IS A BORE (R. Venturi).
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